Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
Sabemos que este valor, actitud, sentimiento, acción, no caracteriza mucho a nuestras culturas, pese a todas las campañas o eventos que realizamos para procurar su vivencia diaria. Es triste percibir que el odio es pan de cada día en muchos hogares, en muchas localidades; las personas ajustan cuentas entre sí, se vengan a su manera, o abandonan nobles ideales por su egoísmo, o por nuevas oportunidades que consideran tener derecho; esto último con los consabidos divorcios que dejan los corazones rotos e hijos a merced de crisis y vacíos difíciles de suplir. De otra parte, la muerte ocupa su lugar entre las personas que deciden cortar la vida de sus semejantes; los países entran en crisis delicadas que amenazan con la seguridad nacional y la de los países vecinos. Tan sólo son algunos ejemplos del desamor que caracteriza a nuestras sociedades.
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